Educar es lo mismo
que poner un motor
a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
…y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar
en el alma
un poco de marino
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Gabriel Celaya


04 julio 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario
Publicar un comentario